En plena pandemia, cuando no se podía salir ni a dar un paseo, Miri le escribió a Valu por Instagram presentándose y recomendándole a su médica. No se conocían, pero una persona en común le insistió a Miri de que contacte a Valu porque seguro tenían mucho en común.
Muchos días y minutos de audios más tarde, de contarse sus caminos de alimentación, Valu sintió que era el momento de decir su frase estrella: “Tengo ganas de emprender y busco socia”. Sabía que en algún momento aparecería esa socia anhelada y ese julio 2020, Miri se lo confirmó: “Dale, emprendamos algo”.
Así pasaron dos meses de videollamada, pensando cuál sería el proyecto (tenía que ser del mundo de la alimentación saludable y resolver algún dolor que las atravesara a ellas). Sin haberse visto las caras en vivo todavía, le pusieron nombre al proyecto, pensaron el producto, hicieron pruebas, crearon el logo y las etiquetas, compraron la materia prima y pusieron fecha.
El producto ya estaba resuelto: mantequillas de frutos secos de 1 sólo ingrediente: frutos secos. Y el nombre que eligieron para el proyecto fue Ancestral, pero la historia recién comenzaba...
Cada una conciliaba su trabajo full time con la producción de mantequillas en su cocina, las frases “¡qué tetris!” y “haciendo malabares” eran trending topic.
La demanda incipiente en comercios hizo que sus cocinas les quedaran chicas (por tamaño y certificaciones alimentarias) y ahí llegó la primera gran apuesta: empezar a producir en una fábrica.
Los trabajos full time se soltaron: Ancestral las necesitaba a tiempo completo.
“Al día de hoy, su visión es bien clara: Ser una compañía creadora de innovadoras golosinas saludables. Su equipo fue creciendo, sus desafíos y objetivos también, y ellas están cada vez más convencidas de que el animarse a cambiar el anhelo de encontrar “ese snack saludable” en las tiendas de su barrio, por la oportunidad de crear juntas eso que estaba faltando, fue la mejor decisión de sus vidas. ¡Sus clientes y colaboradores también lo creen!”
